miércoles, 6 de marzo de 2013

La otra cara del paro cafetero: la solidaridad

La dinámica del paro de los campesinos cafeteros, a pesar de lo transmitido por los grandes medios de comunicación, no tiene que ver en exclusivo con bloqueos y protestas; en medio de la protesta también florece la solidaridad. El apoyo y los liderazgos se forjan poco a poco en regiones en donde el movimiento social deja ver su fortaleza.

La solidaridad del Estado

Con el paso de los días y la continuidad de la protesta cafetera, destaca la fortaleza de la lucha. Pero también sobresalen, llaman la atención, las declaraciones de los funcionarios del gobierno Santos, que enfatizan que las "ayudas" que se proponen para los cafeteros y cacaoteros se realizarán por "solidaridad". La respuesta a esta crisis devela el talante de los asuntos de Gobierno: coyunturales, distantes de una política pública que resuelva la crisis económica que afecta a distintos sectores sociales, permitiendo ver al Estado colombiano como lo que es: un ente burocrático capturado por unos intereses, a los cuales siempre socorre, dejando a un lado a los campesinos, a los trabajadores, a las mayorías.

De allí podemos entender cómo el año pasado, luego de las protestas de los cacaoteros en Santander por la crisis del precio –el cual se redujo en más del 50%– el Gobierno nacional –a través de la gobernación de este departamento– propuso "apoyarlos" con 100 millones de pesos; esto con el fin de fortalecer a un gremio que produce el 50% del cacao del país (alrededor de 20.000 toneladas anuales), cuyas familias se acercan a las 30.000. Este mismo gesto de "solidaridad" es el que ahora, casi un año después y en iguales circunstancias, intenta repetir el Gobierno.

De otro lado, valga recordar que en el 2008, el Gobierno puso en marcha un paquete de ayudas económicas por 140.000 millones de pesos para que el sector exportador agrícola no sufriera demasiado con la devaluación del dólar. En ese momento el ministro Andrés Felipe Arias declaró: "Es preocupante [la devaluación] porque muchos de nuestros sectores, los que están generando más empleo, dependen del precio del dólar y ya estamos pasando de castaño a oscuro" (1). La pregunta que surge es, ¿cuáles son las razones que están detrás de esta política económica que privilegia a ciertos sectores con millonarias ayudas por encima de otros? Y ni que hablar de la "ayuda" a los bancos, para quienes no "inyectarles" miles de millones de pesos significaría "la ruina de la economía".

La solidaridad estatal –no es un secreto– no existe, lo que sucede es una práctica consuetudinaria de repartirse el Estado haciéndolo ver como un asunto de técnica económica.

La otra solidaridad

La solidaridad del Gobierno con los caficultores y cacaoteros despierta resquemor. Del otro lado, existen voces de aliento, de apoyo y de esperanza, no sólo entre quienes participan directamente en el octavo día del paro de los cafeteros y los cacaoteros (levantado al final del día lunes 4 de marzo), sino también entre los habitantes de las distintas regiones movilizadas y en paro. Esas mismas palabras de solidaridad también se encuentran en las emisoras comunales, en donde se escuchan las llamadas de los pobladores: "Aquí tenemos yuquita, platanito, ¿cómo hacemos para hacerlos llegar?", "nosotros los apoyamos, al principio teníamos miedo pero ahora sabemos que todo esto es por nosotros también", "por televisión están diciendo cosas que no son, quieren mostrar a los campesinos como delincuentes", "manifestamos nuestra indignación con el Esmad porque hirieron a un campesino en una mano", "estamos enviando fotografías a internet, para que la gente vea lo que está pasando y nos ayude".

Todas esas frases son de los pobladores a lo largo y ancho del país, a través de emisoras comunitarias, quienes han dejado saber a quienes participan en esta justa protesta que apoyan el paro, y que también cuentan –más allá de las palabra– con su solidaridad. Es una acción que no se queda en pocas manos. Las plazas de mercado, los transportadores, las tiendas del pueblo, los comerciantes, han sido parte de la red de solidaridades que despertó el paro cafetero y cacaotero en las zonas donde la protesta se vive, en las zonas donde no se ve por televisión.

Con la ayuda de líderes sociales y comunales de vieja data, así como con los más jóvenes –quienes nunca habían participado en nada parecido y les surgió la necesidad de apoyar a su comunidad– se inicia la colaboración para la gente que se encuentra en las vías, bajo la inclemencia del tiempo. Ellos van primero casa por casa pidiendo cualquier colaboración: "arroz, fruta, agua, lo que quieran dar", para luego ir a las tiendas y a la plaza de mercado en donde la nueva tarea es conseguir quién transporte lo que han recogido en esta jornada de solidaridad con los campesinos. "Después que conseguimos el camión, toca de todas maneras conseguir la gasolina", dice con emoción una de las personas más jóvenes sumado a la protesta desde su pueblo a través de una de las emisoras comunitarias que –con el ánimo de mantener informado a las personas que se encuentran más allá de su alcance radial–, han decidido colgar en la red sus programas, con la convicción de que "lo que pasa en el pueblo no lo muestra RCN ni Caracol porque no les interesa, para ellos solo es noticia la violencia".


San Vicente de Chucuri, Santander

San Vicente de Chucuri es uno de los municipios que se ha solidarizado con el paro. Sus pobladores han acompañado el desarrollo de éste, alentando la lucha por las reivindicaciones de los campesinos.

En una emisora comunitaria –San Vicente Estéreo (2) – el alcalde habla a los oyentes: "Un saludo especial para todos, especialmente para quienes están en la marcha". Luego, en el desarrollo de la entrevista, explica la posición de la alcaldía en relación al paro: "Estamos apoyando el paro como campesino que soy, como productor de cacao que soy, y como alcalde que soy (...). Mi mensaje [a los cafeteros y cacaoteros] es manifestarles mi apoyo reiterativo, no están solos. Vamos a estar acompañándolos hasta el último día (...). Lo más importante es la unidad, que todos estemos luchando por la causa del mejoramiento de la calidad de vida de todos nuestros campesinos, a través del mejoramiento de los precios".

¿Solidaridad u oportunismo?

En el transcurso del paro se han sumado voces de apoyo de gobernadores, alcaldes y demás políticos que han querido beneficiarse de las protestas de los campesinos, motivados por ganar un respaldo que luego se concrete en las elecciones.

Este fenómeno se inició de manera más frontal con las declaraciones del ex presidente Álvaro Uribe, a lo que el representante a la cámara Iván Cepeda comentó: "ahora Álvaro Uribe Vélez, gestor de TLC y enemigo de la protesta social, se presenta como defensor de caficultores. Cínica maniobra electoral". El tiempo dirá quienes pescaron en río revuelto y le hicieron el mandado a Uribe en su oportunismo populista, y quienes están del lado de sus comunidades.

La necesidad de un cambio más profundo

El paro no encuentra solución pues el Gobierno no aplica para con los campesinos su "solidaridad". El paro toma fuerza y se extiende. En el transcurso del mismo, y como evidencia de la solidaridad efectiva y desinteresada, se han unido al mismo estudiantes, taxistas, camioneros, indígenas. Poco a poco va surgiendo un "memorial de agravios" de parte de muchos sectores que buscan una solución más integral a los problemas de las mayorías, a la vez que denuncian abusos, corrupción y un extenso etcétera que genera nuevos liderazgos al interior de las comunidades.

La voz y el sentido de esta protesta quedaba resumida en los primeros días del paro en una reunión llevada acabo entre campesinos y el gobernador de Santander. En ella, uno de los líderes de la protesta decía: "No solo hay cacaoteros aquí, hay cacaoteros en el Huila, en el Cauca, en el Sur de Bolívar, en el Meta, en todo el país, junto con los cafeteros. La solución del problema es conjunto, porque no es posible una solución parcial que no sea de fondo".

Desde abajo

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