La otra cara del paro cafetero: la solidaridad
La dinámica del paro de los campesinos cafeteros, a pesar de lo
transmitido por los grandes medios de comunicación, no tiene que ver en
exclusivo con bloqueos y protestas; en medio de la protesta también
florece la solidaridad. El apoyo y los liderazgos se forjan poco a poco
en regiones en donde el movimiento social deja ver su fortaleza.
Con el paso de los días y la continuidad de la protesta cafetera,
destaca la fortaleza de la lucha. Pero también sobresalen, llaman la
atención, las declaraciones de los funcionarios del gobierno Santos, que
enfatizan que las "ayudas" que se proponen para los cafeteros y
cacaoteros se realizarán por "solidaridad". La respuesta a esta crisis
devela el talante de los asuntos de Gobierno: coyunturales, distantes de
una política pública que resuelva la crisis económica que afecta a
distintos sectores sociales, permitiendo ver al Estado colombiano como
lo que es: un ente burocrático capturado por unos intereses, a los
cuales siempre socorre, dejando a un lado a los campesinos, a los
trabajadores, a las mayorías.
De allí podemos entender cómo el año pasado, luego de las protestas
de los cacaoteros en Santander por la crisis del precio –el cual se
redujo en más del 50%– el Gobierno nacional –a través de la gobernación
de este departamento– propuso "apoyarlos" con 100 millones de pesos;
esto con el fin de fortalecer a un gremio que produce el 50% del cacao
del país (alrededor de 20.000 toneladas anuales), cuyas familias se
acercan a las 30.000. Este mismo gesto de "solidaridad" es el que ahora,
casi un año después y en iguales circunstancias, intenta repetir el
Gobierno.
De otro lado, valga recordar que en el 2008, el Gobierno puso en
marcha un paquete de ayudas económicas por 140.000 millones de pesos
para que el sector exportador agrícola no sufriera demasiado con la
devaluación del dólar. En ese momento el ministro Andrés Felipe Arias
declaró: "Es preocupante [la devaluación] porque muchos de nuestros
sectores, los que están generando más empleo, dependen del precio del
dólar y ya estamos pasando de castaño a oscuro" (1). La pregunta que
surge es, ¿cuáles son las razones que están detrás de esta política
económica que privilegia a ciertos sectores con millonarias ayudas por
encima de otros? Y ni que hablar de la "ayuda" a los bancos, para
quienes no "inyectarles" miles de millones de pesos significaría "la
ruina de la economía".
La solidaridad estatal –no es un secreto– no existe, lo que sucede es
una práctica consuetudinaria de repartirse el Estado haciéndolo ver
como un asunto de técnica económica.
La solidaridad del Gobierno con los caficultores y cacaoteros
despierta resquemor. Del otro lado, existen voces de aliento, de apoyo y
de esperanza, no sólo entre quienes participan directamente en el
octavo día del paro de los cafeteros y los cacaoteros (levantado al
final del día lunes 4 de marzo), sino también entre los habitantes de
las distintas regiones movilizadas y en paro. Esas mismas palabras de
solidaridad también se encuentran en las emisoras comunales, en donde se
escuchan las llamadas de los pobladores: "Aquí tenemos yuquita,
platanito, ¿cómo hacemos para hacerlos llegar?", "nosotros los apoyamos,
al principio teníamos miedo pero ahora sabemos que todo esto es por
nosotros también", "por televisión están diciendo cosas que no son,
quieren mostrar a los campesinos como delincuentes", "manifestamos
nuestra indignación con el Esmad porque hirieron a un campesino en una
mano", "estamos enviando fotografías a internet, para que la gente vea
lo que está pasando y nos ayude".
Todas esas frases son de los pobladores a lo largo y ancho del país, a
través de emisoras comunitarias, quienes han dejado saber a quienes
participan en esta justa protesta que apoyan el paro, y que también
cuentan –más allá de las palabra– con su solidaridad. Es una acción que
no se queda en pocas manos. Las plazas de mercado, los transportadores,
las tiendas del pueblo, los comerciantes, han sido parte de la red de
solidaridades que despertó el paro cafetero y cacaotero en las zonas
donde la protesta se vive, en las zonas donde no se ve por televisión.
Con la ayuda de líderes sociales y comunales de vieja data, así como
con los más jóvenes –quienes nunca habían participado en nada parecido y
les surgió la necesidad de apoyar a su comunidad– se inicia la
colaboración para la gente que se encuentra en las vías, bajo la
inclemencia del tiempo. Ellos van primero casa por casa pidiendo
cualquier colaboración: "arroz, fruta, agua, lo que quieran dar", para
luego ir a las tiendas y a la plaza de mercado en donde la nueva tarea
es conseguir quién transporte lo que han recogido en esta jornada de
solidaridad con los campesinos. "Después que conseguimos el camión, toca
de todas maneras conseguir la gasolina", dice con emoción una de las
personas más jóvenes sumado a la protesta desde su pueblo a través de
una de las emisoras comunitarias que –con el ánimo de mantener informado
a las personas que se encuentran más allá de su alcance radial–, han
decidido colgar en la red sus programas, con la convicción de que "lo
que pasa en el pueblo no lo muestra RCN ni Caracol porque no les
interesa, para ellos solo es noticia la violencia".
San Vicente de Chucuri, Santander
San Vicente de Chucuri es uno de los municipios que se ha
solidarizado con el paro. Sus pobladores han acompañado el desarrollo de
éste, alentando la lucha por las reivindicaciones de los campesinos.
En una emisora comunitaria –San Vicente Estéreo (2) – el alcalde
habla a los oyentes: "Un saludo especial para todos, especialmente para
quienes están en la marcha". Luego, en el desarrollo de la entrevista,
explica la posición de la alcaldía en relación al paro: "Estamos
apoyando el paro como campesino que soy, como productor de cacao que
soy, y como alcalde que soy (...). Mi mensaje [a los cafeteros y
cacaoteros] es manifestarles mi apoyo reiterativo, no están solos. Vamos
a estar acompañándolos hasta el último día (...). Lo más importante es
la unidad, que todos estemos luchando por la causa del mejoramiento de
la calidad de vida de todos nuestros campesinos, a través del
mejoramiento de los precios".
¿Solidaridad u oportunismo?
En el transcurso del paro se han sumado voces de apoyo de
gobernadores, alcaldes y demás políticos que han querido beneficiarse de
las protestas de los campesinos, motivados por ganar un respaldo que
luego se concrete en las elecciones.
Este fenómeno se inició de manera más frontal con las declaraciones
del ex presidente Álvaro Uribe, a lo que el representante a la cámara
Iván Cepeda comentó: "ahora Álvaro Uribe Vélez, gestor de TLC y enemigo
de la protesta social, se presenta como defensor de caficultores. Cínica
maniobra electoral". El tiempo dirá quienes pescaron en río revuelto y
le hicieron el mandado a Uribe en su oportunismo populista, y quienes
están del lado de sus comunidades.
La necesidad de un cambio más profundo
El paro no encuentra solución pues el Gobierno no aplica para con los
campesinos su "solidaridad". El paro toma fuerza y se extiende. En el
transcurso del mismo, y como evidencia de la solidaridad efectiva y
desinteresada, se han unido al mismo estudiantes, taxistas, camioneros,
indígenas. Poco a poco va surgiendo un "memorial de agravios" de parte
de muchos sectores que buscan una solución más integral a los problemas
de las mayorías, a la vez que denuncian abusos, corrupción y un extenso
etcétera que genera nuevos liderazgos al interior de las comunidades.
La voz y el sentido de esta protesta quedaba resumida en los primeros
días del paro en una reunión llevada acabo entre campesinos y el
gobernador de Santander. En ella, uno de los líderes de la protesta
decía: "No solo hay cacaoteros aquí, hay cacaoteros en el Huila, en el
Cauca, en el Sur de Bolívar, en el Meta, en todo el país, junto con los
cafeteros. La solución del problema es conjunto, porque no es posible
una solución parcial que no sea de fondo".
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